Hola a todos!! Lo cierto es que tal vez no me esperabais a mí, sino a Baro, Javi o Silvia, pero lo cierto es que me apetecía escribir y contaros algo sobre mi vida.
Mi vida, como habréis podido observar, no es, ni ha sido, nada fácil.
Nací en el seno de una familia cuyos padres estaban todo el rato muriendo, haciendo tratos con el demonio, volviendo a la vida, luchando con los que ahora son mis amigos y mi marido, y volviendo a morir. Por cierto, ¿os he contado que mi actual marido también estuvo con mi madre? ¿Y si ahora resulta que soy hijo de mi propio marido? Todo este tipo de cosas le crean a uno una serie de traumas y se ve incapaz de superarlos sin ayuda psicológica, pero claro, luego sucedió lo de la batalla de capítulos anteriores en las que mis actuales amigos eliminaron a todo ser viviente (incluido mi peluche de la infancia que me regaló Eblus en mi primera visita al infierno) menos a ellos.
A todo esto se suma que no tenía a nadie que me ayudara a controlar mis poderes y había veces en las que de repente me encontraba en un periodo de tiempo distinto al mío. La 2ª Guerra Mundial la viví en 7 ocasiones. ¡Siete! Y en la época del Imperio Romano pasé 5 años de mi vida, hasta que conseguí volver donde quería. Por cierto, no os he contado que nací chica... asistí al nacimiento de la persona por la que me cambié de sexo y me enamoré de su llanto. Por eso me autooperé. Dolió mucho, pero justo después de autooperarme volví a viajar en el tiempo y nunca pude hacerle la danza de cortejo de los magos. Aunque mirando el lado bueno, nunca me enseñaron como se hacía (nací chica y la danza era exclusiva para chicos) y habría hecho el ridículo.
Todos estos acontecimientos y alguno más que narraré en otra ocasión, me habían convertido en la persona que era, tierno, sensible, emotivo, cariñoso, vengativo y con un cierto trastorno bipolar...
Un día, estaba en casa de mi marido intentando ganarme al puto niño mientras jugaba a sus conjuros conmigo (si, sé que soy su madre, pero ha pasado su infancia sin mí y desconfía, además, no sabe como llamarme), cuando llegaron mis amigas Silvia y Marta, con Eva, Jace, J.E. y Anabel.
-Estoy histérica, el vestido no me queda bien, las flores son espantosas, no sé cuando me tenñiré a castaña, los invitados no confirman y eso que somos sus creadores...-decía Marta, muy nerviosa por los preparativos de la boda.
-Si hiciéramos una boda íntima como te sugerí no pasaría esto -le dijo Jace.
-¡Eh! ¿Habéis venido a discutir a mi casa? -preguntó Javi-. Si es así, dejadme que me una, cualquier escusa es buena para pelear con el estúpido néfilim -mi marido siempre igual.
-Opino que deberíamos matarlos a todos como castigo por tardones en la confimación -dijo Silvia.
-Entonces habría que acabar también con el señorito Javi -dijo J.E. a Silvia.
-Yo me apunto a despoblar el planeta -dijo Baro- en la anterior sólo pude matar humanos en filas de 7 en 7.
-Yo también -dijo Anabel- en casa siempre están igual, no paran de pelear, ¿dónde está aquella época en la que no se hablaban ni tenían sexo? O cuando mi padre estaba muerto... al menos había silencio.
Ambos niños cogieron sus abrigos para salir porque ya se estaba acercando el frío [si, esto lleva escrito demasiado tiempo...^^u]. Silvia también cogió su capa rojo sangre, pero en ese momento... Todo a nuestro alrededor cambió, el techo de la habitación fue sustituido por un nocturno cielo estrellado, y las paredes por una infinitud de árboles.
-Oh, oh -dije, sospechando, y probablemente no me equivocaba, de que la había liado otra vez.
-¿Luke, tienes algo que ver en esto? -me dijo Eva, siempre tan distante y fría conmigo. Si al menos supiera lo que sentí por ella...
-¡Mirad! dinosaurios -dijo la niñita Anabel.
Corrimos para resguardarnos en una cueva, y de repente se puso a llover. ¿Debería ser al revés no?
-¡Luke te mato!-Marta se me tiró al cuello. A estas alturas todos debían de saber ya que era cosa mía-. ¡Me caso en 24 horas!
Se siente uno tan mal cuando es el centro de miradas y comentarios. ¿Por qué nadie me comprende? Tengo trastornos hormonales y de personalidad.
Marta intentaba ahogarme, pero yo estaba tan triste que no sentía dolor...
-Basta Marte -interrumpió Silvia, soltando a Marta de mi cuello con su fuerza sobrehumana- ¡Eva!
-Si, mi señora -dijo la aludida haciendo una reverencia.
-Ve a buscar un cura.
-Peke, estamos en el paleolítico, no vamos a encontrar un cura que hable mi idioma -le dijo Marta.
-Es Eva, lo encontrará.
-¿Podemos ir nosotros a buscar provisiones? - dijeron los niños.
-Claro -les dijo Javi, dándole un beso en la mejilla a su querido hijo.
-¡Pero nada de intentar mataros!- dijo Silvia.
-¡Eh, tú antes molabas! -dijo Baro.
-Así nunca superarás a Drácula- le reprochó Anabel.
Silvia les gruñço para que se fueran y éstos echaron a correr.
Pasamos dos horas que se me hicieron eternas metidos en la cueva. Marta me miraba desde un rincón e intentaba destruir mi mente con la mirada.
-Déjalo ya -le decía Jace-. Eso sólo lo hacen los telépatas.
-Encima tengo frío -respondió ella-. Si no hubiera dejado de ser un calcetín de lana ahora estaría calentita. Todo por tu culpa, estúpido mago.
-No te preocupes cariño -me dijo mi marido abrazándome y dándome un tierno besito en la frente-, está con la depresión pre-boda. No te odia, solo necesita a alguien en quien descargar su frustración.
-¿Entonces no me odia? -le pregunté con cara de ilusión.
-Señorita cariño -le dijo un siempre tan formal J.E. a Silvia-. la señorita Eva ha regresado, acompañada...
Por un mamut. Eva venía acompañada por un mamut.
-Mi señora -dijo Eva postrándose ante Silvia- no he encontrado ningún cura. El concepto religión ni siquiera se ha inventado, pero he encontrado esto...
-Hola a todos -dijo el mamut-. Mamuta, soy una mamuta -dijo leyéndonos el pensamiento.
-Gracias Eva, tan eficiente como siempre -le dijo Silvia con una sonrisa.
-¿Sabes oficiar misa? -preguntó Jace.
-¿Eres chica entonces, no? ¿Te quieres unir a mi harén inexistente? Es que mi marido no me deja acostarme con magos, dice que pueden pegarme algo y yo pegárselo a él, y le da vergüenza ir al ginecólogo.
-¿Quieres dejar de hacerle preguntas raras? ¿Nadie se ha fijado en que sabe hablar? ¡Es un mamut y habla! ¿Quieres ser mi compañero de juegos? -preguntó Baro.
-Lo increíblemente sorprendente es que hable nuestro idioma -dijo Anabel.
-Lee el pensamiento. Estará buscando en nuestras cabezas las rutas fonológicas y la conversión fonética de nuestro idioma y la aplicará a lo que quiere decir, ¿no es cierto?
-¡Son muchas preguntas! -protestó la mamuta-. Mi nombre es Super P y si, se oficiar misa, todos los mamutes parlantes sabemos.
-¡Qué bien!¡Voy a tener una boda aún más original que la de Silvia y Javi! -exclamó Marta
-¡Mira qué fácil es tenerla contenta!-exclamó Jace.
-Jaja, esto es cada día más surrealista -exclamó mi examada Eva.
-Estamos en el pasado, si eso ya no es surrealista de por sí... estamos en el pasado y somos vampiros, ¡y estamos con un mamut parlante! ¿Alguna vez pensaste que podría sucederte esto mientras eras humana? -le comentó su compañero J.E.
-No olvides que el mamut lee el pensamiento -dije muy bajo, y solo lo oyó J.E.
-Yo de humana no, pero cuando era un fantasma si que pensaba que esto podría pasarme algún día... -dijo Silvia.
Finalmente, la mamuta Super P ofició la misa del matrimonio de Marta y Jace, y todo salió bien. Además, Super P nos hizo también de guía por el paleolítico, y nos gustó tanto que decidimos quedarnos unos capítulos más. ¡Hasta conocimos a unos guardianes del tiempo! Pero esa es otra historia...